Este
domingo se cumplen 100 años desde que el carpintero italiano empleado
en el Museo del Louvre (París), Vicenzo Perugia, robara La Gioconda.
El robo fue por encargo del comerciante argentino Eduardo Valfierno,
quién se lucró posteriormente vendiendo las falsificaciones realizadas
por el pintor Louis Béroud. El cuadro fue recuperado dos años y medio
después, y en 1931 Valfierno reveló la identidad de los coleccionistas
estafados con las falsificaciones. Este cuadro de Leonardo Da Vinci crea
pasiones sobre su enigmática sonrisa, y es visitado por miles de
ciudadanos cada año.
Italia hace campaña para que La Gioconda vuelva a Florencia y con tal fin el Comité italiano para la valorización de los bienes históricos culturales ha impulsado el estudio del enigma: ¿sonríe o es una sonrisa llena de amargura?. Expertos italianos avanzan que en el retrato de Leonardo han encontrado rasgos de dos individuos diferentes, uno de ellos un hombre.
Italia hace campaña para que La Gioconda vuelva a Florencia y con tal fin el Comité italiano para la valorización de los bienes históricos culturales ha impulsado el estudio del enigma: ¿sonríe o es una sonrisa llena de amargura?. Expertos italianos avanzan que en el retrato de Leonardo han encontrado rasgos de dos individuos diferentes, uno de ellos un hombre.
La
sonrisa de Mourinho inmediatamente después de meter el dedo en el ojo
de Tito Vilanova, segundo entrenador del CF Barcelona, tiene una
semejanza muy notable con la de La Mona Lisa. Puede que Leonardo pintara a Lisa tras un partido bronco entre Vinci y Anchiano. También puede que Mou tenga abducidos con su sonrisa a sus jugadores, aficionados y a Florentino. Un hombre en el cuadro, según unos expertos; y “el fútbol es cosa de hombres”, según Mou. Sendas sonrisas, sendas industrias (arte y fútbol), y las pasiones continúan.
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