Si
se celebraran ahora elecciones generales, el PP obtendría el respaldo
del 40,2% de los votantes, mientras que el PSOE el 39%, según el
barómetro de julio del CIS. Poca rentabilidad política en plena crisis
económica. La organización que aglutina a las 30 economías más prósperas
(OCDE) observa signos de recuperación para la salir del bache
económico; Obama vislumbra el fin de la recesión, la tasa de desempleo
desciende al 9,4% en EEUU; según estudio de 'DMC-Track'
Consumer crece el número de españoles con expectativas de mejoría
económica a medio plazo. Cuando el auto en el que se archiva la causa
contra el presidente Camps confirma que una empresa que se llevaba
millones de euros en contratos de la comunidad valenciana, hacía
costosos regalos a sus dirigentes, la secretaria general popular,
Dolores de Cospedal, afirma que el Gobierno se dedica más a perseguir a
la oposición que a ETA y que España se ha convertido en un «Estado
policial» en el que se pinchan teléfonos de dirigentes del PP y se
utiliza a la fiscalía, la policía judicial y el CNI contra la oposición.
Es decir, acusa a diestro y siniestro de delitos sin aportar prueba
alguna que lo demuestre. La sensación es que, como el caso Gürtel ahoga
las expectativas electorales del caos económico, ahora toca caos
institucional: descrédito intencionado de trazo grueso a jueces, cuerpos
de seguridad del Estado, Gobierno, al sistema democrático. La
crispación como estrategia para aumentar la desafección política de la
ciudadanía.
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