El
presidente George W. Bush teorizó sobre la hipotética utilización de
armas de destrucción masiva que Sadam Husein pretendía realizar para
justificar la invasión de Iraq. Aquella ilegal guerra preventiva acabó
con la vida de miles de iraquíes inocentes. Sadam fue capturado, juzgado
y sentenciado en su propio país.
Bin
Laden, presunto autor intelectual de múltiples atentados, ha sido
ejecutado en Pakistán por militares de EE.UU. bajo la orden del
presidente Obama. Prevenir al mundo de actos terroristas es la razón que
esgrimen para justificar esta acción de pura venganza. Aznar ha
felicitado a Obama por esta acción; Zapatero al referir como había sido
matado, ha dicho que "él se lo había buscado". No hay dudas acerca de que se encontraba desarmado, pero no fue capturado, juzgado y sentenciado.
Por
otra parte, el domingo pasado los magistrados de la Sala del 61 del
Tribunal Supremo decidieron anular las 254 candidaturas de la coalición
política Bildu porque entendían que las listas obedecían a una
estrategia de ETA. Sin embargo, este jueves el Pleno del Tribunal
Constitucional, ante la falta de hechos e indicios contrastados, ha
decidido que podrá concurrir a las próximas elecciones municipales y
forales del País Vasco y Navarra. Esta decisión supone un rechazo a la
doctrina preventiva del Tribunal Supremo.
Cuando
la crisis social arrecia, la doctrina preventiva encuentra acomodo más
fácilmente en la ciudadanía. Si tal doctrina acampara a sus anchas, nos
encontraríamos en la antesala del fin del Estado de Derecho.
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