Los delitos contra la humanidad no prescriben, y quienes los cometen deben ser juzgados por los hombres y quedar retratados para la Historia. Que hayan pasado 70 años desde del fin de la Guerra Civil no es relevante, lo significativo es acabar con el silencio institucional reinante hasta ahora sobre los hechos que se investigan. Si todos nos hubiéramos enfrentado a las miserias del reciente pasado de España, como sí han hecho otros pueblos con experiencias semejantes, seguramente valoraríamos como un acto de reparación a las víctimas el auto del juez Garzón.
Pretender que reine de nuevo el olvido no es posible, se ha abierto camino la reparación de la justicia y la memoria histórica y ya no cuela lo de “democracia, Constitución a cambio de aquí no ha pasado nada”.
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