Rajoy
exigió la recusación del juez Garzón, la comparecencia de Bermejo y
Zapatero en el Congreso y la dimisión del ministro, porque habían
coincidido Bermejo y Garzón en una cacería en Andújar al inicio del caso
Gürtel; era febrero de 2009.
Dijo
que lo pedía “en nombre de la credibilidad, ya que la cacería era algo
obsceno, que liquidaba la calidad de la democracia y era inaceptable”; y
sobre el caso Gürtel añadió: “esto no es una trama del PP, es una trama contra el PP”.
Recientemente
el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM),
Francisco Javier Vieira, almorzó en el reservado del restaurante
Solchaga (Madrid) con el consejero de Presidencia y Justicia y
secretario general del PP en Madrid, Francisco Granados. Justo un día
antes de que en un auto, cuyo ponente fue Viera, el TSJM acordara asumir
la investigación del caso Gürtel. Además, si el caso llega a juicio
como parece previsible, Vieira presidirá el tribunal juzgador.
Los
hechos, cacería y almuerzo, son básicamente semejantes, tanto por la
relevancia de los comensales como por la cercanía del inicio de la
respectiva actuación judicial. Rajoy, por coherencia, está obligado a no
mirar para otro lado, pues las pruebas del algodón ante quienes manchan
la imagen de su propio partido resultan presuntamente positivas. Si no
reacciona, Mister Propet se lo llevará también a él.
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