Cuánto
entusiasmo pusieron a la hora de condenar las acciones llevadas a cabo
por los GAL quienes ahora felicitan al presidente Obama por la ejecución
de Bin Laden. Entonces no tuvieron ninguna duda acerca de que se
trataba de terrorismo de Estado, a la vez que se emplearon en demostrar
la supuesta X del GAL, que situaban sobre Felipe González.
Cuánto
dolor nos produjo el asesinato a manos de ETA del presidente del
Tribunal Constitucional, Francisco Tomás y Valiente, el 14 de febrero de
1996; el mismo dolor que nos produce ahora las recientes palabras de
Esteban González Pons, vicesecretario general del PP, quien el pasado 6
de mayo refiriéndose a magistrados del Constitucional dijo: "Esos
seis jueces están en Madrid, tienen buenos sueldos, asientos cómodos,
coche blindado y escolta. Así es muy fácil decir que se presente
Batasuna y quedar de demócrata mundial. Me gustaría verles en el País
Vasco, en el puesto de un concejal del PP".
Cuánto
entusiasmo han puesto para que el Gobierno impugne las candidaturas de
Bildu sobre la base de la fotografía en la que el etarra Ander
Errandonea aparece con una pancarta de dicha candidatura nada más salir
de prisión (consideran que es una muestra de la vinculación de la
coalición con ETA), y cuán desapercibida pasó la fotografía de los
dirigentes del PP de Extremadura apoyando el mantenimiento del nombre del Caudillo en Guadiana junto con el escudo preconstitucional y la placa que loa al dictador en la fachada del ayuntamiento.
Cospedal
dice sobre la foto del etarra que "son datos que para muchos hacen
meridianamente clara la relación entre Bildu y ETA". Por esa misma
lógica podríamos concluir que la foto de los dirigentes del PP de
Extremadura defendiendo la memoria del dictador son datos que hacen
meridianamente clara la relación entre Franco y PP, o que la extrema
derecha es el PP. Por suerte, los miserables y abyectos que utilizan la
baza del terrorismo para sacar rédito electoral no abundan mucho.
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