Barack Obama |
La
concesión del premio Nobel de la Paz a Obama es un claro mensaje para
que no se frustre la expectativa de alcanzar paz mundial; está dirigido
tanto a EE.UU. como a la comunidad internacional. Se premia la utopía de
lograr un futuro mejor construido entre todos. Las enormes ansias de
paz, se ven alimentadas con este Nobel. El Código de Buenas Prácticas
suscrito por Vara y Monago, que recoge aspectos que han de ser objeto de
desarrollo por las distintas administraciones e instituciones de
Extremadura en las que gobiernan PSOE y PP, pretende proporcionar mayor
transparencia en la gestión de los asuntos públicos para lograr una
cierta confianza de la ciudadanía. La sensación general es que Obama ha
sido premiado sobre la base de obras que tiene aún por hacer y que otros
pretenden recuperar la confianza
pérdida con un acuerdo de conducta, a modo de catecismo Ripalda. Ardua
tarea la del código, más aún con las enormes lagunas del texto, que nos
recuerda la propuesta de la presidenta de la Comunidad de Madrid de
instalar tarimas en las aulas para que el profesor recupere la
autoridad. Son obras, no sólo gestos, lo que demanda la ciudadanía que
aún confía en el sistema.
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