Las
campañas de las elecciones gallegas y europeas nos mostraron una triste
y preocupante realidad de los profesionales del poder que, centrados en
retratar la realidad del adversario, sobre mobiliario, coches o
juzgados, se olvidaron de presentarnos una estrategia para afrontar la
cruda realidad económica. Unos buscan que sean los agentes económicos y
sociales los que sienten las bases de solución, el pacto social; ellos
no ponen su posición sobre la mesa, eludiendo gravemente su
responsabilidad de Gobierno; otros, día tras día, repiten los datos
catastróficos de la economía y recetas similares para un enfermo que no
ha sido atacado por el virus de la crisis anterior, y a sabiendas de que
la política de "España, solar total construible"
fue génesis de la situación actual. Un año sin elecciones, es mucho
tiempo para pensar la mejor manera de derrotar al adversario, y sobre la
base de ganarse a los moderados, a la prudente clase media, girará toda
la estrategia de los profesionales del poder. Sin embargo, debería ser
un año para remar juntos y curar al enfermo; en caso contrario crecerá
la desafección política y la alternativa violenta como fórmula de
resolución de la enfermedad.
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