Adecex,
con datos que son públicos, ha denunciado un hecho incontestable: “El
coste para la Consejería de Educación de tres docentes de la enseñanza
concertada con 24 años de servicio que imparten clases en el primer
ciclo de la ESO y que ejercen el cargo de jefe de estudios es casi igual
al de dos de sus homólogos en la pública de Extremadura”. Decimos casi
igual, pues la consejería tiene que hacer el esfuerzo económico diario
de unos 90 céntimos para que los costes sean idénticos (3 x salario
bruto = 2 x salario bruto + 92 céntimos diarios).
Conclusión escandalosa: “El
año, mes y día de la tan cacareada igualdad, por el coste de un café
(según Zapatero) la Administración educativa extremeña tiene en el tajo a
tres docentes de concertada por dos homólogos de la enseñanza pública”.
Y
lo más triste aún es que la responsable mayor de esta discriminación
laboral insulta a la asociación que lo denuncia públicamente cuando
dice: “Me da la sensación de que tienen una intencionalidad espuria”; además nos manda callar, aplaudir y esperar al decir: “El público como mínimo debería estar callado o en silencio o dar palmas, y esperar al resultado de la negociación”.
Si
grave políticamente es recurrir al insulto en lugar de propiciar
concertación, no lo es menos mandarnos callar y pedir que seamos
palmeros de no sabemos qué fiesta. Defender la espera a sabiendas que
desde enero de 2004, tiempo de su gestión política, ha subido 9,58 euros
por paga el complemento de los docentes de concertada es algo que
preferimos no calificar y menos aún cuando es una dirigente socialista
quien lo dice.
Como no compartimos los tiempos y contenidos de la negociación actual, tendremos la concentración (“gesto”, según Fernández Vara) del 7 de junio en Mérida, que claramente le mandará un “mensaje”: ¡Basta ya de discriminación laboral. Por la equiparación real y efectiva!
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