El
pasado día 7 conocíamos los resultados de la cuarta edición del Informe
Pisa 2009 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) centrado sobre si los estudiantes son capaces de
comprender un texto complejo, si saben responder a una pregunta que
implica un proceso matemático o si saben manejar una información
científica. El Informe indica que los alumnos españoles de 15 años han
tenido en lectura de media 481 puntos (en 2006, fueron 461), frente a
los 493 de la media de la OCDE.
Los expertos que han diseccionado el sistema educativo finlandés (modelo de éxito escolar en Europa) señalan: "Quien
no entiende lo que lee tampoco puede explicarse bien, de ahí que es
estratégicamente importante que consigamos dominar la comprensión
lectora al máximo. Si a los 12 años no comprenden lo que leen, los has
perdido para siempre. Ningún profesor de Secundaria los recupera".
Añaden como responsables del bajo interés de los estudiantes por la
lectura la preeminencia del mundo de la imagen, la introducción de
ordenadores en las aulas, la reducción de las horas que se dedican a la
lengua y la literatura en Secundaria y la gran dispersión curricular.
"Aprendí
a leer a los cinco años (-). Es la cosa más importante que me ha pasado
en la vida. (-); esa magia, traducir las palabras de los libros en
imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del
espacio. (-). La ficción despierta el espíritu crítico, es más que un
entretenimiento. (-) La lectura convertía el sueño en vida y la vida en
sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo
de la literatura".
Son las primeras palabras del discurso, elogio de la lectura y la
ficción, que Vargas Llosa, al aceptar el Nobel de Literatura, leyó
emocionadamente el mismo día que conocíamos el último Informe PISA. "Tenemos
que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que
hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a
la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible", son las últimas de su discurso.
Son sus respuestas vitales, de la experiencia, a la pregunta sobre cómo incrementar el éxito escolar, la felicidad personal.
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