El PP consiguió 307.558 votos electorales de los extremeños en las recientes elecciones autonómicas
y 32 votos parlamentarios. Le faltaron 25.204 votos electorales para
alcanzar la mayoría absoluta (incluso asignándole todos los votos
blancos a su formación, seguirían faltándole 15.808 votos) y un voto
parlamentario para alcanzar la mayoría absoluta de los 65 que conforman
la Asamblea de Extremadura.
El Estatuto de Autonomía de Extremadura recoge en su artículo vigésimo quinto que el
Presidente de la Asamblea propondrá un candidato a la Presidencia de
entre los que le sean presentados, quién presentará su programa al Pleno
de la Asamblea para ser debatido y proceder a la votación de
investidura, en la que será proclamado Presidente si obtiene la mayoría
absoluta. Caso de no obtenerla, se procederá a una nueva votación
cuarenta y ocho horas después de la primera en la que se requerirá
mayoría simple. El procedimiento podrá repetirse, con los mismos o
diferentes candidatos, cuantas veces lo considere oportuno el Presidente
de la Asamblea.
Teniendo en cuenta los resultados y el procedimiento que establece el Estatuto, José Antonio Monago
(candidato que más votos electorales ha conseguido) debe presentar al
Pleno de la Asamblea su programa y recoger los votos parlamentarios que
los 65 diputados le concedan: bien de mayoría absoluta, bien de mayoría
simple. Mientras tanto, debe reforzar el sistema parlamentario y evitar
cualquier equívoco sobre la legitimidad de las mayorías alcanzadas con
votos parlamentarios. No debe olvidar que 2009 fueron los votos
parlamentarios de su partido los que hicieron lehendakari a Patxi López
en lugar de Juan José Ibarretxe (cuyo partido había obtenido más votos
electorales), y que en Calamonte los votos electorales mayoritarios
fueron en 2007 del PSOE, pero los otros votos (PP+IU) situaron al
popular Salvador Álvarez
de alcalde. Nadie atizó ni atiza llama alguna de no reconocer al
lehendakari Patxi o al alcalde Salvador por serlo con los votos
parlamentarios. Saber ganar con votos electorales es importante, saber
perder por votos parlamentarios es imprescindible en democracia. Sentirse presidente
es importante, serlo es otra cosa; y merecerlo en el futuro pasa por
obligar a los propios a reconocer a quién lo sea a todos los efectos.
Solo nos faltaba que alcaldes populares acaten al nuevo presidente de la
Junta por el batasuno ”imperativo legal”, mientras el aspirante a Presidente mira para otro lado
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