Tres veces negó Mariano Rajoy la existencia de una caja B en el Partido Popular: los días dos y cuatro de febrero de 2013 por primera y segunda vez en comparecencia ante los medios, y el 1 de agosto en sesión plenaria extraordinaria de las Cortes. “No es cierto que hayamos percibido dinero en metálico que hayamos ocultado al fisco” dijo en la primera. “Las cosas que se me imputan a mí y a mis compañeros son falsas. Salvo alguna cosa”, en la segunda”. Y en la tercera: “El juez determinará lo que proceda sobre cada una de las insinuaciones; pero ya les adelanto yo que en el PP ni se ha llevado una doble contabilidad ni se oculta ningún delito”.
Tres negativas del presidente del PP y del Gobierno de España,
pero el juez Pablo Ruz en auto de 22 de noviembre señala que esta
supuesta contabilidad B habría sido “continua en el tiempo” y se habría
desarrollado “al margen de la contabilidad remitida por el PP al
Tribunal de Cuentas”. Ruz llega a esa conclusión tras acreditar la
veracidad de decenas de apuntes anotados durante 18 años, de 1990 a
2008, por el extesorero Luis Bárcenas.
La respuesta a Ruz sobre la existencia “a nivel indiciario” de “una cierta corrientes financiera de cobros y pagos” en el PP que habría sido supuestamente utilizada para pagar al arquitecto Gonzalo Urquijo, que dirigió las obras de remodelación de la sede del PP sita en la calle Génova de Madrid entre los años 2005 y 2011, no se ha hecho esperar. Ha sido el vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, quien ha respondido con algo más que “y tú más”. Su afirmación: “El PP es un partido de votantes tan honrados como todos, de dirigentes tan honrados como todos, un partido tan honrado como otros” es toda una acusación velada a los demás partidos y a sus dirigentes. Pons alimenta la desafección política y pretende ahondar la herida dejada por Rajoy con su “nadie podrá probar que Luís Bárcenas y Gerardo no son inocentes” de aquel inolvidable 2 de abril de 2009.
Cuatro años después del “nadie podrá probar” Bárcenas ingresó en la cárcel, y Rajoy lo sustanció en sede parlamentaria con “me equivoqué en pensar que era inocente quien no lo era”. Pero una cosa es admitir un error y otra bien distinta engañar, mentir, en el Parlamento.
No cabe desaliento, no podemos admitir conductas de extrema gravedad, ni que los pirómanos se presenten y muestren como bomberos ("Tan honrados como todos, pero con la diferencia de que es la única fuerza política que puede sacar a España de la crisis", dixit Pons).
Estamos obligados a mantener iluminados los ojos de Concha como se exige el profesor Pablo Iglesias, así como a ayudarle al heterodoxo maravilloso Arturo González a que supere su miedo a Rajoy y a las cosas que no se pueden probar.
Y estamos obligados a contribuir a que la vergüenza no se instale en ciudadanos de los Campos Dignidad de las tierras de España como reivindica con ellos en la calle el activista Manuel Cañada.
La respuesta a Ruz sobre la existencia “a nivel indiciario” de “una cierta corrientes financiera de cobros y pagos” en el PP que habría sido supuestamente utilizada para pagar al arquitecto Gonzalo Urquijo, que dirigió las obras de remodelación de la sede del PP sita en la calle Génova de Madrid entre los años 2005 y 2011, no se ha hecho esperar. Ha sido el vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, quien ha respondido con algo más que “y tú más”. Su afirmación: “El PP es un partido de votantes tan honrados como todos, de dirigentes tan honrados como todos, un partido tan honrado como otros” es toda una acusación velada a los demás partidos y a sus dirigentes. Pons alimenta la desafección política y pretende ahondar la herida dejada por Rajoy con su “nadie podrá probar que Luís Bárcenas y Gerardo no son inocentes” de aquel inolvidable 2 de abril de 2009.
Cuatro años después del “nadie podrá probar” Bárcenas ingresó en la cárcel, y Rajoy lo sustanció en sede parlamentaria con “me equivoqué en pensar que era inocente quien no lo era”. Pero una cosa es admitir un error y otra bien distinta engañar, mentir, en el Parlamento.
No cabe desaliento, no podemos admitir conductas de extrema gravedad, ni que los pirómanos se presenten y muestren como bomberos ("Tan honrados como todos, pero con la diferencia de que es la única fuerza política que puede sacar a España de la crisis", dixit Pons).
Estamos obligados a mantener iluminados los ojos de Concha como se exige el profesor Pablo Iglesias, así como a ayudarle al heterodoxo maravilloso Arturo González a que supere su miedo a Rajoy y a las cosas que no se pueden probar.
Y estamos obligados a contribuir a que la vergüenza no se instale en ciudadanos de los Campos Dignidad de las tierras de España como reivindica con ellos en la calle el activista Manuel Cañada.
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