Cristina Teniente, vicepresidenta del Gobex |
Toda Extremadura, España y el Mundo estaba expectante el lunes 20 por conocer que supuesta indecencia política había realizado/permitido/conocido/ocultado, etcétera, el expresidente Guillermo Fernández Vara durante su mandato. Tal expectación obedecía a que una semana antes (justo el día que Vara firmaba ante notario la renuncia al derecho de poder declarar que le otorga la Ley de Enjuiciamiento Criminal, así como al aforamiento que le concede el Estatuto de Autonomía de Extremadura) Juan Parejo, vicesecretario de Organización del PP de Extremadura, nos avisó que la renuncia de Vara era porque trataba de tapar algo muy grave que nos contarían el día 20.
Ese
día un aparente tsunami en el horizonte amenaza un puerto: “La ex
consejera socialista de Sanidad extremeña consigue una plaza que ella
misma convocó” titulaba El Mundo, y al día siguiente era portada
del periódico Extremadura y diario HOY.
Pero el miércoles 22 las olas se dividían y amenazaban también otro
puerto. Nos informaron que “altos cargos de la Sanidad Extremeña se
presentan a oposiciones que tienen que decidir sus subordinados”,
y los señalaban: la directora del Hospital de Mérida, la subdirectora
médica del Área de Salud Mérida-Don Benito, el director de Recursos
Humanos del Área de Salud de Cáceres, la directora de Enfermería del
Área de Salud de Plasencia, la subdirectora de Enfermería del Área de
Salud de Plasencia, la subdirectora de Enfermería de Navalmoral, y la
subdirectora médica de Atención Primaria de Plasencia.
En
poco tiempo, el tsunami quedó reducido a mar revuelto. No sabemos si
por falta de energía de las olas o por eficacia de los torpedos. Lo
cierto es que la felicidad que mostró Parejo al anunciarlo se tradujo en
¡Qué poco dura la alegría en la casa del pobre!
Tampoco
llegaron alegrías el jueves 23 con los resultados de la Encuesta de
Población Activa del cuarto trimestre de 2013. Los datos certificaban
que España ha perdido 1.049.000 ocupados
en los dos últimos años, así como una disminución de población activa
de 427.000 personas en dicho periodo. La caída de la población activa es
propia de periodos bélicos, pero no obedece a que la tasa de mortalidad
haya aumentado. Se debe a que unos se van de España para buscar trabajo
en otros lares, y otros se acogen a la jubilación ante las nulas
expectativas de encontrar trabajo.
Miremos
los ocupados, tal Luna, cuando nos señalan los parados, tal dedo. Y
valoremos si son ocupados totales/parciales mientras pretenden
entretenernos con sus 20. Parejo con el rebotado “caso SES” de enero, y
la vicepresidenta Cristina Teniente con el de: ”Hacia una Extremadura 20/20”. ¡Cómo si los SOS de
las corralas pudieran esperar dimes diretes del Gobex!
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