el diario.es Extremadura
Marina aborda una cuestión de Estado, y a sabiendas del valor de la
Educación pide colaboración, ayuda, información “relevante”. Con el parchís
unos pocos consiguieron que muchos miraran al dedo que señalaba la
Luna. Ahora no podemos ni debemos consentir que vuelva a pasar.
Estos días se habla mucho de si los maestros buenos
tienen que ganar más que los maestros malos. Al filósofo, ensayista y
pedagogo José Antonio Marina se le atribuye ser el responsable de tal
clasificación y precio. Aseguran que tal asunto forma parte de Libro
Blanco sobre la Profesión Docente que por encargo del ministro de
Educación, Íñigo Méndez de Vigo, está elaborando junto con colaboradores
expertos en educación.
Marina considera que más que
un Libro Blanco “es una propuesta inicial, para ser debatida,
completada, desechada o aceptada”, de ahí que públicamente pidiera “la
colaboración de todo el mundo: sugerencias, documentación, y todo tipo
de información que parezca relevante”.
Los temas que aparecen en el índice provisional del Libro Blanco de Marina son:
1. El panorama:
1.1 La necesidad de transformar la escuela española
1.2 Revisión de las reformas que han tenido éxito para aprender de ellas
1.3 El papel del docente y de los directores como centro del cambio educativo
1.4 El estudio de las competencias del profesorado para el cambio educativo
2. Temas centrales
1. El diseño de una carrera docente
2. Como retener el talento. Incentivos materiales, sociales y morales
3. Condiciones laborales: retribuciones, movilidad, control, despidos.
4. Selección y formación inicial de los docentes
5. La formación continua
6. La evaluación del desempeño docente
7. La dirección de los Centros
8. Importancia de los departamentos de orientación y tutorías
9. La inspección educativa
En el punto sobre la evaluación del desempeño docente encontramos tres
sub-apartados: 1) Fomentar la cultura de la evaluación; 2) Relacionar
evaluación y retribución; 3) Implantación de un portfolio docente, de
acuerdo con el Europass.
Marina aborda una cuestión
de Estado, y a sabiendas del valor de la Educación pide colaboración,
ayuda, información “relevante”. Con el parchís
unos pocos consiguieron que muchos miraran al dedo que señalaba la Luna.
Ahora no podemos ni debemos consentir que vuelva a pasar. No nos
jugamos mucho, no jugamos todo. Sería de necios confundir valor y
precio. Es la educación, estúpido.
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