"En fin, nada que agradecer. Los colonos pagaron con creces el lote. De nada servirán los intentos de negar, ignorar o dejar en el olvido aquella explotación. La memoria democrática (verdad, justicia y reparación) frente al paternalismo y resignación".
El pasado jueves, día 14 de abril, el programa El Intermedio
de La Sexta TV abordó tema relacionado con la conocida como Ley de
Memoria Histórica. En concreto reprodujo una entrevista del periodista
Fernando González (Gonzo) al abogado Eduardo Ranz, que está luchando
por que se cumpla dicha ley y ha puesto demandas por incumplimiento de
la misma contra los alcaldes de los 11 pueblos que conservan referencias
franquistas en sus nombres. También reprodujo entrevistas a vecinos de
Llanos de Caudillo (pueblo de colonización castellano-manchego) para
preguntarles por qué se niegan a que el pueblo cambie de nombre.
Recogemos manifestaciones de algunos vecinos por su singularidad. Un
señor mayor le dijo a Gonzo que le habían “informado mal en la escuela”
cuando refirió que había miles de españoles enterrados en las cunetas
durante el régimen franquista. Mientras un joven de 33 años decía que
“entendería que alguien que fuera a vivir al pueblo y que tuviera un
familiar fusilado por el franquismo quisiera que le quitaran lo del
Caudillo”. Pero insistía: “yo no he vivido eso, no me han contado eso,
no lo relaciono así, y como no lo veo así no te puedo opinar; si yo
supiera de verdad esa historia, pues diría ¿por qué tiene ese nombre
este pueblo?”. Tanto la negación de uno como la manifestada ignorancia
del otro son dos testimonios que se clavan como puñales en la memoria
democrática de los pueblos de las tierras de España.
También Gonzo abordó el tema de las propiedades que el régimen suministró a
los colonos. “Les daban las vacas, los carros, las tierras, y
trabajaban al 51%”, decía un vecino. Mientras otro manifestaba que “todo
era propiedad del Estado hasta llegado unos años que se escrituraron a
favor de los que tenían la explotación”. Las gentes que vinieron no eran
propietarios de sus casas, ni de sus tierras, ni de lo que cultivaban;
era una adjudicación que luego ya pasó a los colonos…”, afirmó otro. Por
su parte, un tercero reafirmaba su” agradecimiento al Caudillo porque
al pueblo vinieron sin nada”. La explotación y el paternalismo de la
mano.
Tenemos documentación de pueblo de colonización
de las Vegas Bajas del Guadiana, de Guadiana del Caudillo, que recoge
las condiciones que el Instituto Nacional de Colonización (INC) del
Ministerio de Agricultura estableció para ser admitido como Colono en
Tutela del lote (parcela e inmueble) por un período de cinco años. Así
como de los motivos de expulsión del colono. Entre otros, la
“negligencia habitual e incumplimiento reiterado de las órdenes emanadas
del INC”. También las que establecía el pliego sobre el uso del
inmueble. El artículo 5º recogía que “para garantizar el cumplimiento de
las condiciones, habrán de realizarse las necesarias visitas de
inspección, tanto de exteriores como de interiores de la casa ( sic),
por el Ingeniero encargado de la finca o por los Peritos Agrícolas y
Capataces a sus órdenes, los cuales no serán impedidos ni dificultados
en modo alguno por el colono ni por sus familiares o dependientes”; y el
7º dice que “la limpieza de las Iglesias estarán siempre a cargo de los
colonos, que contribuirán a tal fin de modo conveniente con su
correspondiente aportación personal y económica ( sic), en cumplimiento indeclinable de un deber al que como católico están moralmente obligados”.
También tenemos documentos sobre los “Reintegros de Productos por los
Colonos” al INC que verifican que los colonos satisfacían hasta 1960 el
60% de lo recolectado (procedente de siembras establecidas por el INC),
más el 1% general de todo lo producido. Y documentos que certifican
haber pagado el 18 de enero de 1972 ese 1% a cuenta de cultivos del año
1970. También los colonos entregaban al INC el 25% de la venta de su
ganado, más el 1% de carácter general. Por su especial valor
reproducimos palabras del vecino Marcelino Arias Galeano, que llegó al
pueblo hace 62 años. Son estas: “El Instituto de Colonización nos daba
las semillas y los abonos y nos cobraba de la cosecha el 60% más 1% de
todo lo que sembrábamos, menos de la cebada y la avena que nos cobraban
el 25%, y de las vacas que nos dieron tuvimos que pagarlas con una cría
hembra de dos años y preñada, menos si era un macho lo que paria la vaca
había que darle al instituto el 25% de lo que valía el becerro. Pero
ojo, que aunque estuviéramos 5 años con becerros y pagando el 25%, esa
vaca no estaba pagada hasta que no se entregara una hembra novilla de
dos años y preñada. Con lo que el 25% de los becerros era a fondo
perdido por lo que algunos colonos los cambiaban por becerras para poder
pagar las vacas”.
Para los colonos de Guadiana del
Caudillo el período de Tutela fue hasta el año 1960, estableciéndose un
período de Transición hasta el año 1970, que no supuso acceso a la
propiedad. En mayo del 1970 llegaron las escrituras del Título de
Concesión con el valor de la tierra, mejoras y vivienda, así como las
cuotas de amortización a satisfacer durante 40 años. Y una advertencia:
“Esta Concesión caducará si el interesado deja de cumplir las
disposiciones y normas dictadas al efecto”. Las escrituras de
compraventa llegaron en el año 1979 con toda una serie de cláusulas que
condicionaban la venta del lote por parte del colono.
En fin, nada que agradecer. Los colonos pagaron con creces el lote. De
nada servirán los intentos de negar, ignorar o dejar en el olvido
aquella explotación. La memoria democrática (verdad, justicia y
reparación) frente al paternalismo y resignación. Y escuela, mucha
escuela, para que nadie pueda escudarse en supuesta ignorancia sobre lo
que hicieron y pasó
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