Nos invaden por tierra, mar y aire para convencernos que en tiempos de tribulación no es conveniente hacer mudanzas. Aluden a que la crisis económica, la corrupción, etc. están alimentando el descontento popular, y fruto de ello el nuevo tablero político, así como el incremento de posiciones independentistas.
Se empeñan en reponer estatus político
que pasó a mejor gloria. No escatiman artimañas para evitar lo
inevitable, que bien resumía aquella canción del grupo Jarcha: “Habla
pueblo, habla”. Todo su empeño está dirigido, sobre la base de lo que
llaman estabilidad, en cambiar algo para que nada cambie.
Pero lo cierto es que en las
izquierdas nada será igual, una vez iniciada lo que denominan la segunda
transición. La democracia se abre paso para todos: PSOE, Podemos, etc.
La profesión política, como si de universidad endogámica se tratara,
empieza su cuenta atrás. Y la esperanza que se extienda al campo
sindical, también.
Estamos hartos de la mano que mece la cuna. ¡Ya está bien!
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