Baltasar
Garzón incoa el 6 de agosto de 2008 las diligencias previas del caso
Gürtel que tenían por objeto investigar los posibles delitos de blanqueo
de capitales, defraudación fiscal, falsedad, cohecho, asociación
ilícita y tráfico de influencias. El pasado lunes, el juez instructor
del Tribunal Supremo Alberto Jorge Barreiro dicta el auto de apertura de
juicio oral del magistrado Garzón por los supuestos delitos continuados
de prevaricación y de uso de artificios de escucha y grabación con
violación de las garantías constitucionales a los cabecillas de la trama
Gürtel. Nos queda la duda acerca de cómo habría actuado el juez
Barreiro si Garzón hubiera hecho lo mismo de lo que le acusa a miembros
de ETA. El caso Garzón parece muy trillado, aunque puede acabar como el
caso de la justicia es un cachondeo: Pedro Pacheco absuelto y la parte
ilegal del chalet de Bertín demolida. Casos así certifican la imagen de
justicia lenta. La absolución del colega de banquillo de Garzón, Ángel
Luna, es señal para incrementar la credibilidad moral, confianza y
respeto de la ciudadanía en la Justicia.
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