La
ola reaccionaria avanza en Europa y muestra la cara individualista sin
pudor. Las muestras de la escalada no dejan de sucederse.
Primer
ejemplo, el partido ultraderechista Auténticos Finlandeses alcanza el
tercer lugar en las elecciones del domingo, 17 de abril, con un discurso
contrario a las ayudas de rescate a Grecia, Irlanda y Portugal. "No podemos renunciar a nuestro dinero", manifiesta su líder Timo Soini.
Segundo,
el acuerdo de Schengen sobre la creación de una zona de libre
circulación con la supresión de las fronteras comunes de los países
firmantes, salta por los aires cuando la Comisión Europea da la razón al
Gobierno de Francia en el enfrentamiento con el Ejecutivo italiano a
cuenta del destino de miles de norteafricanos arribados a las costas de
Lampedusa. La presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le
Pen, manifiesta: "solo una salida de Francia del espacio Schengen permitirá al país controlar sus fronteras".
Tercero,
impulsores de las consultas soberanistas celebradas en municipios de
Cataluña registraron este martes en el Parlament una Iniciativa
Legislativa Popular para que la Cámara convoque un referéndum
secesionista oficial.
Todo indica que, tanto los más afectados por la crisis como los afines al nos roban ,
están engordando los resultados electorales de tales opciones
políticas. La derecha clásica para captar a esos votantes toma
iniciativas o hace proclamas populistas que en nada benefician a
consolidar la Unión Europea, ni a superar la crisis en su ámbito
territorial. Las propuestas centradas en todos, solidarias y de afirmación de lo colectivo, vendrían a ser la alternativa a las propuestas populistas de centrados en ti.
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