El Boletín Provincial de Badajoz de 19 de diciembre recoge las cuantías de los complementos salariales que percibirán los trabajadores del Ayuntamiento de Mérida en 2009; unos tendrán un complemento mensual de 2.350 euros; otros de 180 euros. Comparados, resulta que un jardinero percibirá el 7,6% de complemento con respecto al director técnico de urbanismo. Para un músico de la banda municipal la equivalencia es del 7,5%, pues su complemento mensual será de 177 euros.
La responsabilidad de quien tiene que atender el diseño urbanístico, la protección del patrimonio artístico, etcétera, no es semejante a la de quien siembra, abona, riega, etcétera, los parques y jardines de la ciudad; tampoco es semejante a la de quien anima con música los actos sublimes, que con procesión o sin ella se desarrollan a lo largo del año. Seguramente nadie discutirá que sobre la base de la diferente responsabilidad, la compensación vía complemento debe ser desigual. Otra cosa es ponerle cuantía a la diferencia de forma razonable; máxime si quienes tienen la responsabilidad de aprobar la medida política vienen de la escuela de: “cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades”. Además, lo relevante es que quienes toman la decisión lo hacen a sabiendas de que es la autoridad social quien resuelve esta cuestión por principios generales.
Sean tiempos de crisis o no, dure la controversia más o menos días, no estamos para mantener políticos que en poco tiempo dilapidan valores que marcaron una nítida diferencia entre unos y otros colores. Primero, porque ese patrimonio es de los unos desde hace siglos; segundo, porque se va instalando algo muy peligroso, y que corre de boca en boca: “son todos iguales y van a lo mismo”. Y, aunque ellos duren poco, recuperar la credibilidad y la ética política costará mucho tiempo, salvo que rectifiquen pronto y en muchos campos.
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