Aún
resonaban las declaraciones efectuadas el pasado 13 de abril por la
secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, sobre la existencia de
un grupo de élite en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado
(CFSE) "capaz de falsificar pruebas" para incriminar en el caso Gürtel a miembros del Partido Popular, cuando el pasado 18 de mayo refiriéndose al Gobierno y ETA manifestó: "Lo
mejor que puede hacer el Gobierno es dejar las cosas claras. Ayer
parece que dijo que no estaban negociando y nosotros en ese sentido
vamos a esperar que eso sea verdad. Esperamos que sea verdad y confiamos
en que sea verdad porque por eso precisamente estamos apoyando al
Gobierno desde que cambió su política antiterrorista".
Esta
última declaración de Cospedal coincide con la culminación de la última
operación de la Guardia Civil contra ETA, cuyo resultado es que han
caído el número uno de la organización, Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe y
su lugarteniente Arkaitz Agirregabiria, junto con dos presuntos etarras
más.
Los
ciudadanos percibimos con preocupación las insinuaciones sobre diálogos
y negociaciones con la banda terrorista sin aportar prueba alguna.
También preocupa que en algunos políticos se haya instalado el discurso
de que quien derrota a ETA obtiene rédito electoral por encima del rédito de todos.
Esos políticos estarían a un pie de hacer lo imposible para no perder o
evitar que el otro gane, porque sólo les mueve el rédito partidista.
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