El
peso económico de China y su presencia diplomática crecen; más aún en
tiempos de crisis financiera mundial. El ministro chino Li Keqiang le ha
dicho a Zapatero: "Las medidas que ha adoptado España ante la crisis
son duras, pero necesarias y adecuadas". Ni Zapatero ni Rajoy dudan de
los beneficios económicos que nos reportará que quien ejerce de banco
central mundial apoye a la economía española: estamos ante los
intereses. Otra cosa es el régimen de partido único, respecto a los
derechos humanos, etc. en China: estaríamos ante los principios. Y tanto
Zapatero como Rajoy parece que no están en posición de regatearle nada
al emisario chino, sino más bien de emular a Marx (Groucho): «Estos son
mis principios. Si no le gustan tengo otros».
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