Para
unos la corbata representa estatus, para otros es señal de respeto,
seriedad, etc. Unos estadistas la utilizan poco (Chávez), otros lo hacen
mucho (Obama). Hemos tenido puestas de corbatas muy comentadas: la de
Marcelino Camacho (CC OO) en su visita protocolaria al Rey; así como las
variadas que José María Fidalgo (CC OO) utilizaba en las conferencias
que daba en la fundación FAES, presidida por Aznar. Sin embargo, pasó
casi desapercibido que Julián Carretero (CC OO) no se la pusiera para la
reunión con el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, en Mérida el 17
de mayo de 2008. Ahora es noticia que sí lo haya hecho para asistir de
acompañante a la visita que el empresario Florentino Pérez hizo a Torre
de Miguel Sesmero. Anécdotas aparte, lo relevante son aquellos
dirigentes que se ponen a su organización como corbata. A esos, hay que
echarlos democráticamente.
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