Un
diario regional recogía el 3 de diciembre de 2008 mi carta titulada
Decentes como Garzón (Las verdades del criminal régimen franquista están
recogidas en los dos autos de Garzón; colgadas en internet, ya nadie
podrá impedir su conocimiento.
Tampoco
habrá olvido, pasar página, sobre la base de una ley de amnistía
preconstitucional, de punto final, porque los crímenes cometidos son
imprescriptibles. Y más pronto que tarde, a pesar de la inhibición del
juez, la ley de los hombres, la de la dignidad, se impondrá por la
fuerza de la razón.
Las
órdenes de exterminio, de incitación a la violación, de matar como a un
perro no quedarán impunes, porque el holocausto español forma parte de
la memoria colectiva del pueblo decente y, una vez que el duelo se ha
abierto camino, la decencia obligará a asumir la verdadera dimensión del
Plan sistemático, preconcebido, elaborado y puesto en marcha por los
conspiradores nada más iniciarse la rebelión, resumido en vencer y
matar).
Su
contenido sigue vivo, y ahora que la extrema derecha pretende silenciar
el genocidio, a los decentes nos urge salir a la calle; tenemos que
luchar por la democracia, por Garzón.
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