Desde la Constitución de 1978 se han desarrollado en España seis huelgas de carácter nacional y de 24 horas. Nos acordamos de algunas de las razones que las impulsaron: aumento del periodo de cálculo de las pensiones de dos a ocho años; abaratamiento del despido y plan de empleo juvenil (contrato basura); empeoramiento de la percepción de las prestaciones por desempleo; facilitación del despido y recortes salariales (decretazo); prolongación edad jubilación y del cómputo de cálculo de la misma; despido más barato y fácil.
La séptima se desarrollará mañana, 14-N, y entre las motivaciones están los recortes en educación, sanidad y prestaciones por desempleo.
Nos dijeron que fueron unos 30.000 millones de pesetas el coste de la huelga general de 1985, y entorno a los 400.000 millones la del 14-D; que la caída del consumo eléctrico fue: 27,5% en la de 1994; 20,8% en la de 2002; 16,9% en la de 2010 y del 16,3% en la del pasado 29-M. (El profesor Viçens Vavarro denuncia la manipulación de los datos sobre la huelga general y defiende la comparativa con el consumo eléctrico de un domingo, y pone el ejemplo de la última (29-M) que fue del 87 por ciento).
Por otra parte, nos enteramos que el
secretario general de la UGT, Nicolás Redondo, dimitió de su acta de
diputado socialista y Manuel Chaves dejó la cartera de ministro de
Trabajo con motivo de la del 14-D. También dimitieron Juan Carlo
Aparicio, ministro de Trabajo, y su compañero y portavoz del Gobierno,
Pío Cabanillas Alonso, con motivo de la huelga de 2002(CCOO: Urdaci
dixit). Tras la huelga de 2010, dimitió Celestino Corbacho, ministro de
Trabajo.
Sabemos que, aunque el contrato basura y el decretazo pasaron a mejor vida, los elementos regresivos de las sucesivas reformas laborales no fueron suprimidos. También nos dicen que el inicio de la caída del voto del PSOE está en el 14-D, y que la del 2010 (junto con la reforma del artículo 135 de la Constitución, sin referéndum) lo aceleró.
Pero por encima de otras
consideraciones está la reivindicación de la política para las personas,
cuestión esencial de la huelga general de mañana. Confundir valor y
precio de esa lucha sería de necios.
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