"Marcha del Cambio", Plaza del Sol, Madrid 31.01.2015 |
“Gato blanco o gato negro, da igual; lo importante es que cace ratones” manifestaba en 1985 el presidente Felipe González para alabar la política China en plena recesión mundial. Seguramente el castigado y sufrido pueblo griego da por bueno aquel proverbio chino si el gobierno de Tsipras (aunque no tenga mujeres y un ministro de derechas en su seno) responde a la reivindicación de sus votantes: vivir en condiciones dignas. Sobre las diferencias entre la situación de Grecia y España se han pronunciando partidos de derechas, de izquierdas, de centro y medio pensionistas. Pero prevalecen las semejanzas provocadas por las políticas de austeridad sin freno.
El hartazgo popular ante tanta impunidad junto con el descrédito de los
partidos tradicionales impulsa a lo nuevo. Aunque se empeñen en
retratarlo como más de lo mismo, y pretendan liquidar a quienes ponen
cara al pretendido cambio, lo cierto es que les va a resultar imposible
porque la contienda se dirime en el campo de las emociones, y ahí las
balas no encuentran cuerpo.
Los gobiernos europeos del norte y el Fondo Monetario Internacional sabían quienes mal gastaron y falsificaron las cuentas de Grecia pero no hicieron nada. Más aún, han sido evidentes los esfuerzos del establishment para que continuaran ostentando el poder los artífices del engaño masivo (Rajoy viajó allí para acto político a favor de Samaras frente a Tsipras). Sin embargo, democráticamente el pueblo griego les torció la muñeca, y ahora andan rabiosos tanto con el nuevo gobierno griego como con quienes consideran homólogos a Syriza en España ante la posibilidad de que acaben quebrándoles las piernas.
Está constatado que la campaña del miedo fracasó allí, y probablemente fracasará aquí también. Sería una torpeza que las izquierdas también repartieran escopetazos a los miles que están en la propuesta: “2015 año del cambio”. ¡Allá ellos!, pero el búmeran se muestra letal (ejemplos ya tenemos).
Los gobiernos europeos del norte y el Fondo Monetario Internacional sabían quienes mal gastaron y falsificaron las cuentas de Grecia pero no hicieron nada. Más aún, han sido evidentes los esfuerzos del establishment para que continuaran ostentando el poder los artífices del engaño masivo (Rajoy viajó allí para acto político a favor de Samaras frente a Tsipras). Sin embargo, democráticamente el pueblo griego les torció la muñeca, y ahora andan rabiosos tanto con el nuevo gobierno griego como con quienes consideran homólogos a Syriza en España ante la posibilidad de que acaben quebrándoles las piernas.
Está constatado que la campaña del miedo fracasó allí, y probablemente fracasará aquí también. Sería una torpeza que las izquierdas también repartieran escopetazos a los miles que están en la propuesta: “2015 año del cambio”. ¡Allá ellos!, pero el búmeran se muestra letal (ejemplos ya tenemos).
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