El Ministerio israelí de Defensa comunica: “A
partir de hoy, 7 de enero de 2009, el Ejército se contendrá de disparar
en la ciudad de Gaza por un periodo de tres horas con el fin de
permitir un receso humanitario para la población en la zona de
operaciones”.
Miguel
Gila: “¿Está el enemigo? ¡Que se ponga! Que hoy no disparéis de 4 a 6
porque dan el Tour, y que a ver si me devolvéis la bala porque no me
quedan más”. Hace siete años que murió quien denunciaba lo absurdo de
las guerras, de todas ellas, con educado lenguaje y sin propiciar
polémica alguna.
Después
de más de 600 muertos, miles de heridos, y la presión de la comunidad
internacional, los sionistas tienen el detalle de dejar pasar la ayuda
humanitaria unas horas, y continuar luego los bombardeos sobre Gaza,
sobre las personas a las que les quitó su territorio, casas, terrenos.
El comunicado nos presenta la cruda e infame realidad de “a Dios rogando y con el mazo dando”. Si de nuevo Gila descolgara el teléfono, los ciudadanos del mundo podríamos imaginar otro amanecer.
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