Sevilla la chica dicen
de Zafra; son tantas las similitudes con la fronteriza Andalucía, que
bien podría la provincia de Badajoz pasar a ser la novena de Andalucía;
presumiríamos de tener mar, serían nuestras también las playas donde
veranean los pacenses y desaparecerían los litigios sobre el agua de
nuestros ríos.
Por
otra parte, la localidad de Agallas (Salamanca) que estaba dispuesta a
plantear un referéndum vecinal donde se vote la segregación de Castilla y
León para anexionarse a Extremadura (aspiran a tener así las mismas
carreteras, sanidad y telecomunicaciones que los municipios limítrofes
extremeños), tendría resuelto el problema pasando Cáceres a ser la
décima provincia de Castilla y León.
De
un solo plumazo: una comunidad autónoma menos, dos diputaciones
provinciales menos y un buen puñado de diputados y senadores menos. Para
Aznar, esta reforma supondría reducir el gasto del Estado, y que España
empezaría a estar más ordenada y política y financieramente sería más
viable. Además, si la escalada no cesa Andalucía se uniría a Murcia;
Castilla León a Castilla la Mancha y así sucesivamente hasta que España
sea una y grande. Con ello, desaparecería el inviable Estado marginal en
el que nos encontramos por tener 17 instituciones que hacen las mismas
cosas, 17 organismos que hacen las mismas cosas, según Aznar.
La
capitalización del sistema de pensiones, la desregulación total de la
negociación colectiva y otras iniciativas liberales se encargarían de
hacer el resto: tranquilizar a los mercados y recuperar el prestigio
internacional de España; también podríamos tener un mandatario con
prestigio para poder poner los pies encima de la mesa del presidente
Obama y retomar la senda de decidir sobre el orden internacional sin
tener que contar con la ONU.
Aznar
le pide a Rajoy que ponga este cascabel al gato: reordenar el estado de
las autonomías. Monago también, léase su idea de reducir los
parlamentarios extremeños de 65 a 45.
No hay comentarios:
Publicar un comentario