El
caso Pretoria irrumpe brutalmente en Cataluña cuando la ciudadanía aún
no había digerido el caso Millet, que aborda el expolio continuado del
Palau de Música. Entonces el president Montilla declara: “No todos somos iguales, y la política dignifica el país y es un acto de servicio que vale la pena y es imprescindible en democracia”.
A la vez, su vecino JM Serrat, junto con trescientos intelectuales, escritores, actores y cineastas, firman un manifiesto que, bajo el título Otra política y otros valores para salir de la crisis, reclama a la clase política que recupere la imaginación progresista y haga frente a la situación económica vertebrando el tejido social y democrático y eliminando la corrupción de los partidos.
Todo ello, mientras leíamos en este semanario datos sobre los sueldos anuales de los alcaldes de Badajoz, Mérida, Cáceres, Zaragoza, Madrid y Barcelona: 73.500, 65.144, 60.200, 108.012, 119.985 y 125.194 euros respectivamente; de los presidentes Vara, Zapatero, Aguirre y Montilla: 64.295, 91.982, 98.700 y 164.043 euros respectivamente; de diputados liberados de la Asamblea de Extremadura: 47.335 euros; de consejeros municipales y concejales liberados del Ayuntamiento de Mérida: 41.578 euros; etc.
Pues eso, el precio de la digna práctica política para salir de la crisis a plena luz. Otra cosa es el valor.
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