lunes, 13 de febrero de 2012

Garzón como Unamuno.

El Periódico Extremadura
Baltasar Garzón
Durante un acto celebrado en la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936, Miguel de Unamuno le dijo a los militares golpistas: “Vencer no es convencer, y hay que convencer”. Millán Astray, fundador de la Legión, le contestó: “Muera la intelectualidad traidora”. Al día siguiente, la corporación municipal nombrada por los fascistas le quitó su acta de concejal porque había incurrido en un caso de "incompatibilidad moral corporativa", de "vanidad delirante" y "antipatriota actuación ciudadana".

Siete jueces del Tribunal Supremo han condenado al juez Garzón a once años de inhabilitación especial para el cargo de juez o magistrado porque las escuchas en prisión de conversaciones entre los imputados de la trama Gürtel y sus abogados fueron "prácticas propias solo de regímenes totalitarios, que restringieron sin justificación el derecho de defensa”. Garzón ha rechazado frontalmente la sentencia por entender que no se ajusta a derecho: “me condenan de forma injusta y predeterminada. Acudiré a las vías legales que correspondan para combatir esta sentencia y ejerceré todas las acciones que sean pertinentes para tratar de paliar el perjuicio irreparable que los autores de esta sentencia han cometido”. Al día siguiente, los estamentos del Poder Judicial han salido en defensa del fallo de los siete jueces del Supremo, a la vez que apoyan que se le retire el acta de Juez.

Unamuno no fue abatido allí mismo con pistolas porque lo protegió la mujer del dictador, Carmen Polo; luego, la historia acabaría dándole la razón sobre “venceréis pero no convenceréis”; hasta recuperó su acta de concejal el 6 de octubre de 2011.

Garzón sí ha sido cazado con la letra de la ley, pero quienes le han vencido no han convencido a una inmensa capa social. Recuperará su acta de juez y seguramente luchará para quitarle al dictador Franco la distinción de alcalde de honor a perpetuidad de Salamanca, así como el medallón con su efigie en la Plaza Mayor de la ciudad (dos vergüenzas más)

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